"Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles". Bertolt Brecht

lunes, 29 de enero de 2007

La más famosa foto del Che


POR MIREYA CASTAÑEDA —de Granma Internacional—

SÓLO dos negativos tomó al comandante Ernesto Guevara el fotógrafo Korda aquel algo frío marzo de 1960, en La Habana. Uno de ellos llegaría a convertirse en la más famosa foto del Che.
Apenas un año antes, con el triunfo de la Revolución, las calles son centro de la historia, y los fotógrafos testimonian los acontecimientos. Entre ellos Alberto Díaz —Korda— quien en el periódico Revolución publicaba importantes ensayos fotográficos.
Para captar los sucesos del momento y los jóvenes que los acometían, Korda —quien era ya un reconocido artista— utilizaba la luz natural, elemento básico en su carrera.

PROFESIÓN Y DESTINO

Muy asediado en estos momentos ante la noticia de la identificación de los restos del Guerrillero Heroico, y su traslado a Cuba, Korda no obstante accede a una conversación con GI.
Mis inicios en la fotografía pueden considerarse como parte de una novela rosa —dice en su apartamento del habanero reparto de Miramar— porque estuvieron marcados por el amor. “Tenía 16 años y naturalmente estaba enamorado. A Yolanda, mi primera novia y mi primera modelo, le hice esas fotos iniciales, con una Kodak 35”.
Pero lo fundamental, además del amor, era la atracción por la imagen, y aunque este hijo de un obrero ferroviario tuvo que desempeñarse en diversos oficios (fue contador, vendedor ambulante, investigador de mercado), uno de sus actos conscientes fue la compra de una cámara en una casa de empeños.
En la década del 50, junto a otro fotógrafo, crea un estudio, y es ahí donde surge el nombre Korda. “Cierto que tenía admiración por los cineastas húngaros Zoltan y Alexandr, pero lo pensé por la afinidad fonética con Kodak, entonces la más reconocida marca”.
Su arte se desarrolla, caracterizado siempre por el uso de la luz natural, en una especialización que hoy hace furor, la fotografía de modas y modelos, alcanzando renombre internacional.
Junto a esas fotos, Korda toma otras de evidente intención social. ¿Por qué y para qué si no era periodista? “Por la simple necesidad de captar esa imagen”.
Korda hace de la fotografía “una profesión y un destino”.

LA FOTO DEL CHE

La llegada de la Revolución —comenta Korda— da a la fotografía un sitio especial, es entonces cuando empieza su historia como género coherente, y los fotográfos logran fotos que mueven resortes en el espectador, y otras se convierten en íconos.
Fotógrafo de Revolución, Korda se encontraba en su labor durante los funerales de las víctimas del sabotaje al barco La Couvre en marzo de 1960.
Estaba a unos 8 ó 10 metros de la tribuna donde hablaba Fidel y tenía una cámara de lente semi-telefoto cuando me percato que el Che se acerca a la baranda, donde estaban Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, rememora Korda.
“El Che se había mantenido en un segundo plano. Se acerca a mirar el río de gente. Lo tengo en el objetivo, tiro uno y luego otro negativo, y en ese momento el Che se retira. Todo ocurrió en medio minuto.”
Cuando llega al periódico y revela, Korda piensa que es una buena foto del Che, pero Revolución no la publica entonces. Siete años más tarde —apunta— esa imagen alcanza otra dimensión.

LA FUERZA DE LA MIRADA DEL CHE

En el verano del 67 el editor italiano Giangiacomo Feltrinelli llega al estudio habanero de Korda. Lo ha enviado Haydée Santamaría, presidenta de la Casa de las Américas. Buscaba unas fotos del Che y Korda le obsequia dos copias de la foto tomada en 1960.
“En octubre muere el Che y Feltrinelli imprime mi foto en un cartel de un metro por 70. Se dice que vendió un millón de ejemplares en seis meses.”
La foto de Korda se convierte en mito. Impresiona por su hieratismo, con su chaqueta verde oliva cerrada, con su boina negra y la estrella dorada. “Se advierte en su mirada la cólera reconcentrada por aquellas muertes, hay una impactante fuerza en su expresión”.
Es la foto que se lleva a las manifestaciones, a las protestas, aparece publicada en cientos de artículos, en banderas, en posters.
Korda, quien posee unas 400-500 fotos del Che, viene realizando en los últimos años exposiciones para las cuales ha seleccionado unas 40. “He estado en Europa y América Latina. La más reciente es la de Argentina, en el Museo de la Recoleta, en Buenos Aires”.
A partir de septiembre —anuncia— comienzo un nuevo ciclo de exposiciones que me llevarán a Londres, Hamburgo, Berlín, Munich, Marsella, y a ciudades de Bélgica, Italia y Suiza. “En octubre tomaré parte en una gran muestra colectiva de fotógrafos cubanos, de fotografías del Che, que se montará en el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución de La Habana.
La foto de Ernesto Che Guevara tomada por Korda y que él tituló Guerrillero Heroico es hoy en día una de las más famosas del mundo.

“Ignorancia y discriminación de la Justicia”


Por Pedro Lipcovich

EL CASO DE UN INMIGRANTE BOLIVIANO PRESO POR VENDER COCA EN MEDIO DE LOS RECLAMOS DE EVO

El gobierno de Evo Morales planteó al argentino y al Mercosur la libre comercialización de la coca. Pese a ello, en Lomas de Zamora, un inmigrante boliviano está preso desde hace un año por vender hojas de esa planta entre su comunidad. El debate legal en la Argentina.
El juez federal Carlos Ferreiro Pella, de Lomas de Zamora, mantiene preso desde marzo del año pasado a un ciudadano boliviano por el hecho de haber tenido, en su negocio de herboristería, hojas de coca destinadas a la práctica del coqueo. La detención –que fue solicitada por el fiscal Alberto Adrián María Gentili– fue cuestionada por la Federación Argentina de Colectividades, la cual destacó que “la hoja de coca no es cocaína”, señaló que “no había en el lugar ninguna otra materia prima para producir droga” y advirtió que “la ignorancia de la cultura de los inmigrantes que integran el territorio nacional o de los pueblos originarios genera una falta total de equidad”. Por su parte, la titular de Derechos de los Pueblos Indígenas en la Facultad de Derecho de la UBA advirtió que “el coqueo y la infusión de coca están legalmente permitidos en todo el territorio argentino” y comentó que “la coca es para los bolivianos como el mate para los uruguayos”.

Irineo Mora Sandi, de nacionalidad boliviana, tenía un negocio de herboristería en la calle Olimpo, de Lomas de Zamora, donde hay muchos comercios y funciona también una feria de comerciantes de ese origen. En marzo del año pasado, la policía irrumpió en varios de esos locales. Mora Sandi, entre otros muchos productos, vendía hojas de coca: fue detenido, y el juez Carlos Ferreiro Pella, titular del juzgado federal en lo Criminal y Correccional Nº 2, decidió procesarlo por infracción al art. 5º inciso a) de la Ley 23.737, según el cual “será reprimido con reclusión o prisión desde 4 a 15 años y multa de $ 225 a $ 18.750 el que sin autorización o con destino ilegítimo siembre o cultive o guarde semillas utilizables para producir estupefacientes, o materias primas, o elementos destinados a su producción o fabricación”.

La tenencia de hojas de coca no es en sí misma delito: el art. 15 de la misma ley establece que “la tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural, destinado a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de estupefacientes”.

El argumento del juez Ferreiro Pella y del fiscal Gentili se basa en que, aunque tener hojas de coca no es delito, la hoja de coca es “materia prima” de la cocaína, lo cual justificaría que Mora Sandi esté preso desde marzo del año pasado. La Federación Argentina de Colectividades (FAC) –en una presentación suscripta por su vicepresidente, Gabriel Juricich– observa que “según datos obrantes en la causa, la cantidad total de hojas de coca que este ciudadano boliviano tenía en su comercio era de 5,4 kilos. Según los peritajes efectuados, esta cantidad sólo podría obtener 13,48 gramos de cocaína. El mismo informe pericial especifica que los adictos toleran más de diez gramos diarios de cocaína, de modo que con todo el material secuestrado tendríamos sólo la cantidad suficiente para un día de un adicto”.

Además, y centralmente, “las hojas de coca en sí no son cocaína: hay que tratar la hoja, separar los demás alcaloides de la cocaína y cristalizarla en una sal. Para hacer la pasta base hacen falta los siguientes precursores: petróleo o querosén, ácido sulfúrico y un álcali que puede ser cal, carbonato sódico o potasa. El proceso de secado puede durar varios días”, explica la FAC, y destaca que en el local de Mora Sandi “no había ninguna otra materia prima para producir droga”, destaca la FAC.

Según la presentación de la FAC, “no se ha tomado en cuenta la costumbre boliviana de consumo de estas hojas en su estado natural. La ignorancia de la cultura y la formación de los inmigrantes que integran el territorio nacional o de los pueblos originarios, más allá de generar una falta total de equidad, se transforman en focos de discriminación”. La Federación también observa que “la hoja de coca se ha llevado al ámbito internacinal de la mano del propio presidente de Bolivia, además de otros jefes de Estado que están comprendiendo y valorizando una cultura de siglos, que fue ocultada por los prejuicios y los negocios de la explotación de los centros de poder”.

Teodora Zamudio –profesora titular de Derechos de los Pueblos Indígenas en la Facultad de Derecho de la UBA– ratificó que “según el Código Penal, el coqueo y la infusión de coca están permitidos. Y hay jurisprudencia explicando que, si una persona puede mascar coca, para conseguirla necesita que alguien se la venda. Correspondería una reglamentación más clara de la ley, ya que, al no estar regulada su venta, no hay un control sanitario de la hoja de coca”.

En cuanto a la detención de Mora Sandi, “hay jurisprudencia aplicable: una persona que había entrado al país desde Bolivia llevando hojas de coca fue detenida por tráfico de estupefacientes: la Cámara dictaminó que no correspondía la detención porque no estaba ingresando ningún estupefaciente, no lo es la hoja de coca”, contó Zamudio.

La profesora de la UBA destacó que Mora Sandi “estaba vendiendo la hoja de coca a su propia colectividad, y el coqueo es una práctica de orden ritual: la coca es a los bolivianos lo que el mate a los uruguayos; más aún en realidad, porque remite a valores simbólicos ancestrales. En un orden más directo, el coqueo de los bolivianos en la Argentina es comparable con la conducta de los argentinos que, habiendo emigrado a otros continentes, toman mate”.

martes, 23 de enero de 2007

Porque Blogs?

Evita

En las elecciones generales de 1951 fue la primera vez que las mujeres pudieron presentarse como candidatas. Debido a su gran popularidad la presentación de la candidatura de Eva Perón era entonces un hecho inevitable. El movimiento obrero comprendió rápidamente que la candidatura de Evita al cargo de Vicepresidenta de la Nación, acompañando a Perón, significaba un fortalecimiento notable del sector sindical en el gobierno peronista. La audaz jugada desató una aguda lucha interna en el peronismo e intensas gestiones de los grupos de poder, en la que los sectores más conservadores presionaron fuertemente para evitarlo. Simultáneamente a este proceso Evita desarrolló un cancer de útero que acabaría con su vida en menos de un año.

En ese contexto el 22 de agosto de 1951 se produjo el Cabildo Abierto del Justicialismo convocado por la CGT. La reunión convocó a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras en la esquina de Belgrano y 9 de Julio y constituyó un hecho histórico fuera de lo común. En su transcurso los sindicatos le pidieron a Evita que aceptara la candidatura a Vicepresidente. Tanto Perón como Evita tomaron sucesivamente la palabra para sugerir que los cargos no eran importantes y que ya Evita ocupaba un lugar superior en la consideración de la población.

A medida que las palabras de Perón y Evita ponían de manifiesto las fuertes resistencias que despertaba su candidatura, la multitud empezó a exigirle a Evita que la aceptara allí mismo. Incluso en algún momento alguna voz en la multitud le exigió a Perón:
¡Deje hablar a la compañera Evita!
En un notable diálogo con la multitud, Eva Perón parecía vacilar y pidió cuatro días para pensar. La multitud gritó reiteradamente "No" y propuso una huelga general. Evita volvió a insistir varias veces, incluso llorando. Finalmente volvió a pedir dos horas, diciendo:
"Yo siempre haré lo que diga el Pueblo".
La multitud entendió esas palabras como un compromiso de Eva Perón de aceptar la candidatura. Sin embargo, nueve días después, Eva habló por radio para informar que había decidido renunciar a la candidatura. Ese momento es recordado por los simpatizantes del peronismo como Día del Renunciamiento.

El 17 de Octubre

Como Día de la Lealtad se conoce en la Argentina a la conmemoración anual del 17 de octubre de 1945, fecha en que se produjo en Buenos Aires una gran movilización obrera y sindical para exigir la liberación del coronel Juan Domingo Perón, detenido por el gobierno militar del que era parte como secretario de Trabajo.

Es considerado como el día de nacimiento del peronismo y uno de sus máximos símbolos, así como uno de los momentos más importantes de la historia del movimiento obrero argentino. Más allá del nombre dado por el Partido Justicialista, también es llamado Día de la Lealtad Peronista —la fecha no es un feriado nacional— y 17 de Octubre.

El Espejo de Palito

Espejito, Espejito quien es el mas bonito!!

Kirchner - La ESMA se transforma en museo

La Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada (antes Escuela Superior de Mecánica de la Armada) es una de las dependencias de la Armada Argentina, destinada a la formación de suboficiales de esa fuerza en los aspectos mecánicos y de ingeniería de la navegación.

Desde 2005, instalada en la localidad bonaerense de Puerto Belgrano, a 28 km de Bahía Blanca (ciudad), su sede principal estuvo hasta fecha reciente ubicada en la esquina de Avenida del Libertador y Santiago Calzadilla en la ciudad de Buenos Aires. Cobró penosa fama por funcionar, durante la dictadura (1976-1983) autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, como centro clandestino de detención. Fue el más grande y activo de los centros, ocupando el casino de oficiales, por donde pasaron más de 5.000 detenidos desaparecidos.

Clausurado tras el retorno a la democracia, en 2004 se propuso convertirlo en un museo para recordar la represión, documentando el terrorismo de Estado, y un Archivo Nacional de la Memoria. La Ley Nº 1412 sancionada el 5 de agosto de ese año por la Legislatura porteña la destinó a conformar el "Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos".
Fuente Wikipedia

lunes, 22 de enero de 2007

ES LA HORA DE HACER AUTOCRITICA

Es tiempo de revisar los errores del pasado. Isabel Perón y quienes la rodeaban fueron el resultado del desprecio que una generación sintió por la democracia, mientras se optaba por la violencia política.
Por Julio Bárbaro INTERVENTOR DEL COMFER
Olvidar el pasado puede ser tan negativo como regodearse morbosamente en él, en sus carencias. Si la obediencia debida y el punto final eran tan sólo muestras de debilidad frente a una justicia necesaria, con la última etapa democrática la situación es diametralmente distinta.No fueron razones de influencia política ni exigencia de poderosos las que cerraron el juicio a la agonía de la democracia, sino que el golpe del 76 y su violencia explicaban demasiado del final de Isabel. Difícil de entender desde el hoy, en esos años los cultores del fratricidio nos trataban con desprecio a los que le poníamos fe a la democracia. Nunca apoyé la teoría de los dos demonios, pero la adhesión a la violencia como única salida resultaba más fuerte que la posición ideológica de sus adeptos. Si el asesinato de Aramburu marcó el ingreso de sus gestores al mundo de afectos del peronismo, fue el asesinato de Rucci el que signó el fin de ese idilio.Fuimos electos el 11 de marzo del 73, y hasta el 25 de mayo en que asumimos el gobierno pasé semanas en Trelew ayudando y debatiendo con los detenidos más importantes de la etapa. Allí ya quedaba claro lo complejo que era incorporar a esos militantes, acostumbrados a la clandestinidad, al desafío de la democracia. Por un lado, consideraban imposible que el gobierno los dejara libres; por otro, sentían que ese camino no servía para nada. Acompañé dos vuelos charteados el 25 para trasladarlos a Buenos Aires. Pocas voces me quedarían tan marcadas como aquella de la azafata anunciando por el parlante: "Austral Líneas Aéreas saluda a los compañeros liberados y les augura el mejor de los éxitos para la vida que hoy inician". Alegría desbordada de hombres duros que liberaban sonrisas para reprimir las lágrimas.Después, lo cotidiano; discusiones sin final sobre democracia y violencia, los límites de la realidad y el sentido de palabras sublimes como revolución, militancia, heroísmo, entrega, madurez, eterno juego entre las utopías y su concreción. Así volvieron las acciones violentas y fue necesario que el Parlamento actuara en consecuencia.Reprimir por ley lleva a la confrontación: un grupo de diputados visitó al General, fue un debate televisado con varias renuncias a las bancas. Los voceros de una democracia por consolidar confrontando ahora con los otros, ayer tan sólo ambos enfrentando juntos a la dictadura. Días preñados de conflictos, cada año merecía la memoria de una década. Los violentos sentían que la democracia los limitaba, intentaban retornar al espacio donde se sentían seguros. A los pocos días, el ERP ya reivindicaba su accionar militar. La democracia que festejó su llegada liberando a los militantes comenzó a discutir con ellos sobre el tiempo y la sangre, la solidez y limitaciones del reformista frente a los riesgos y la seducción de las armas.Para la naciente democracia la violencia era un enemigo que la debilitaba en su esencia, que la igualaba en miedos a la dictadura que habíamos logrado derrocar juntos. Si la renuncia de los diputados fue un punto de inflexión, el asesinato de Rucci será el final de una muerte anunciada; luego vendrá la expulsión de los imberbes de la Plaza y finalmente la muerte de Perón. Desde las exequias del General al golpe, sólo la agonía del sistema define objetivos y voluntades. Escritos y orales, los debates son el nervio de nuestras vidas. Eran muchos los que apostaban a "agudizar la contradicción", los que imaginaban a la democracia como un obstáculo para una confrontación entre el pueblo y las Fuerzas Armadas, para una marcha final hacia el poder.Cuesta ubicarse en aquella coyuntura: la violencia asomaba como el Jordán purificador. No aceptarla implicaba todos los vicios probables: reformismo, cobardía, tibieza, debilidad. Imponer, entonces, la razón sobre el heroísmo y la pasión implicaba enfrentar el espíritu de la época.Hoy, entender que los errores eran nuestros y asumirlos es una obligación. No hacerlo es una irresponsabilidad frente a las nuevas generaciones que necesitan convertir nuestras limitaciones en sabiduría. Isabel y sus secuaces son el resultado del desprecio que nuestra generación sintió por la democracia.Perón había optado por los jóvenes, que eran lo mejor de su entorno; la renuncia de ellos lo dejó en manos de lo peor. La guerrilla obtuvo justificación en la dictadura primero, en el encuentro con el peronismo después. La infantil idea de "vanguardia esclarecida", de que la sangre acortaba los tiempos, la voluntad extrema del guerrero dominando las necesidades de la política... todas ellas son las causas de la derrota. Renuncian a la democracia para apostar a las armas, Perón fue el último que al integrarlos les ofrece una salida posible, son sólo ellos los responsables de lo peor que les sucedió.Etapa intensa que merece el análisis frío de los actores que todavía podemos aportar algo a esa compleja mezcla de heroísmo y miseria. Demasiado compleja para que meramente algún juez quiera limpiar su imagen a su costa, demasiado pesada en nuestras vidas como para dejarla librada a la búsqueda fácil de chivos expiatorios.No es que Perón necesite nuestra defensa; somos nosotros, es el futuro el que exige nuestra autocrítica. ¿O no llegó la hora?

LA JUSTICIA, LA HISTORIA, LA POLITICA

El revuelo y los debates desencadenados por la revisión judicial de los crímenes prohijados desde el Estado durante el tercer gobierno peronista son tan inevitables como auspiciosos. Es una lástima que la discusión recaiga en todos los vicios de las polémicas mediatizadas: un simplismo fenomenal, un gobiernocentrismo exagerado, una falta de fe palmaria en la naturaleza poliárquica de la democracia, aun de la imperfecta democracia vigente.
Por Mario Wainfeld

Dos pedidos de extradición requieren a María Estela Martínez de Perón. A primera vista, nada los diferencia pero los fundamentos de los jueces federales Héctor Acosta y Norberto Oyarbide son diferentes, sobre todo en su consistencia legal y aun histórica, y bien podrían serlo en sus proyecciones ulteriores.
Ambos magistrados investigan delitos atribuidos a la Triple A, pero escogen modos distintos de adjudicar las responsabilidades penales. Acosta, sin tener pruebas que remitan a esa norma, “decide” a priori que una desaparición comenzada durante el gobierno de Isabel y continuada en la dictadura tiene como génesis el zarandeado decreto de Italo Luder que ordenaba a las Fuerzas Armadas aniquilar el accionar de la subversión. En el imaginario de Su Señoría (calco de una excusa recurrente de los represores) fue un cheque en blanco para abocarse al terrorismo de Estado. Una hipótesis sin precedentes, una confesión escrita en la que jamás incurrió la propia dictadura.
La operación intelectual de Acosta es chocante a la lógica de la tarea tribunalicia. El judicial es el único de los tres poderes del Estado que, centralmente, trabaja sobre casos individuales. El Ejecutivo y el Legislativo, como regla, tienden a las normas o acciones de repercusión general. El método judicial es el inductivo, partiendo de los hechos a su explicación. La inferencia deductiva del juez, que cimienta sus sucesivas citaciones, es puramente analítica: no es que algún represor haya dicho que acataba esa norma o que recibió órdenes en su consecuencia.
Acosta tiene una teoría, que podría cifrarse así: el decreto de Luder habilitó el terrorismo de Estado, pues dejó manos libres a las Fuerzas Armadas durante el gobierno peronista (que sobrevivió pocos meses al decreto) y aún durante la dictadura.
Es el argumento de la feroz derecha nativa: la dictadura cumplió (con entusiasmo impar) un mandato del gobierno democrático que la precedió, admítase un sarcasmo, en una perversa versión del principio de continuidad jurídica del Estado. Pero he aquí que el susodicho gobierno fue derrocado, sus principales dirigentes encarcelados, los bienes de muchos de ellos confiscados. La Constitución fue sustituida por un engendro que alteró entre otras minucias los mecanismos de elección de los gobernantes, la duración de los mandatos, su origen y una ristra de derechos arraigados en la tradición occidental. La legislación del gobierno popular fue arrasada, comenzando por la Ley de Contrato de Trabajo. Sólo haría quedado –enhiesto, invicto– ese decreto. Que en medio de ese cambio de paradigma se atribuyan responsabilidades ultraactivas a los vencidos y desalojados no soporta el más mínimo análisis.
El juez se aventura en un lodazal y, la vida es así, se hunde nomás. En vez de buscar responsabilidades penales (que el garantismo imperante exige precisas y tipificadas), mezcla la jurisdicción con la historia y hace un barro fenomenal. Uno de los precios es la citación al ex presidente Raúl Alfonsín para hurgar en cómo se comportaron los dirigentes peronistas en 1983 en relación con la investigación sobre el terrorismo de Estado, se supone que para buscar un “pacto de silencio”, categoría repudiable pero no judiciable.
La conducta de la mayoría de la dirigencia peronista de entones es, en lo sustancial, conocida. Su relevancia histórica es grande, su implicancia penal, nula. Es más, fue uno de los puntos que el pueblo, constituido en cuerpo electoral, votó en 1983. La complicidad del peronismo con la dictadura, su “culpa” política en su advenimiento, la miserable tibieza de su facción dominante en relación con juicios ulteriores, fueron eje de campaña. La obstrucción, cuando menos el desdén, de la “nomenklatura” peronista de entonces a la Conadep y al Juicio a las Juntas, son desdeñables políticamente pero no constituyen delitos criminales.
Acosta frisa un precipicio, el de llevar al banquillo a los que pusieron escollos en la búsqueda de la verdad y la justicia. Exagerando su punto, sin distorsionarlo, llegaría el momento de investigar a todos los políticos que, hoy día, proponen cerrar la pesquisa sobre el pasado, en vista de que intentan proteger a autores de crímenes imprescriptibles. Quienes lo hacen pueden, en sentido figurado, ser imputados como encubridores. En los estrados penales, no.
Será por holgazanería para pesquisar o por exhibicionismo mediático o por incompetencia. Las explicaciones pueden ser mestizas. En cualquier supuesto, el hombre está mal rumbeado: el camino adecuado es bien otro, el que (la vida te da sorpresas) transita Oyarbide.

Una servilleta bien escrita

El apodo “jueces de la servilleta” designó a un conjunto de magistrados federales inescrupulosos que se alinearon de modo funcional a la entrega y corrupción que campearon en el gobierno menemista. Sus capacidades técnicas (en muchos casos nulas o irrisorias) no fueron el pilar de su desprestigio, algunos de ellos no son negados en materia jurídica. No merecen seguir siendo jueces, deberían haber sido destituidos pero algunos saben fundar una decisión. Oyarbide, al que el PJ hizo zafar de una destitución que merecía, es un ejemplo. Cuando quiere redactar una sentencia correcta, puede.
La breve resolución que pide la captura de Isabel da en la tecla cuando funda la búsqueda en la figura penal: “la asociación ilícita denominada Triple A”. A diferencia de su colega, Oyarbide arranca de lo particular; los hechos violentos, el designio de cometerlos, el armado de una organización criminal desde el Estado.
Saber que hubo una asociación ilícita llamada Triple A (conocimiento accesible a cualquier persona medianamente informada) conducida desde el gobierno, al servicio de sus intereses políticos, es una certeza no equivalente a la prueba penal. El juez cita como fundamento de su decisión testimonios alusivos a conversaciones en el seno del gobierno acerca de acciones futuras de la Triple A. Oyarbide, pues, parte de declaraciones sobre hechos concretos y no se proyecta a la superestructura legal como su colega Acosta.
Para procesar a Isabel esos testimonios son un buen elemento, seguramente no se bastarán para una condena. Los hechos son denunciados por testigos no presenciales, “de oídas” (parientes de Julio Troxler, Eduardo Duhalde porque se la contó el entonces ministro Antonio Benítez). El relato es, en perspectiva histórica, convincente. Pero, para acreditar la exigente autoría penal, tienen un peso menor los testigos que deponen sobre hechos que no cayeron bajo el alcance de sus sentidos (quienes hablan de lo que no vieron, escucharon, olieron o palparon directamente como por ejemplo una narración de terceros).

La política de K no es de K

Cayendo en la anécdota, la información disponible no facilita sospechar que Acosta esté teledirigido desde la Casa Rosada. Su rumbo, más bien, enriquecerá la praxis y el discurso de los represores. Los defensores de Von Wernich, vaya un pálpito, se valdrán de la doctrina Acosta o podrían hacerlo. Oyarbide es más viscoso pero, como buen federal, desde la caída del menemismo suele jugar para él mismo, en afán de garantizar su perduración antes que en línea con el Gobierno. Claro que sus fallos sólo son imaginables en esta coyuntura. Es conspicuo el oportunismo histórico de los jueces, astutos para husmear el rumbo de los vientos culturales y mimetizarse con los climas dominantes, lo que no es monopolio del campo de los derechos humanos, en materia laboral es patente la ciclotimia judicial, a lo Zelig. Y en Argentina, en lo tocante a derechos humanos, se ha cambiado de pantalla.
El escenario en materia de derechos humanos ha variado desde la asunción de Néstor Kirchner. Era lógico que sobrevinieran acontecimientos no esperables en otros tiempos. Se ha recuperado la capacidad punitiva del Estado, las víctimas mejoraron su autoestima y pueden hacerse oír con menos resquemores, los represores avizoran que están a un tris de ir presos, dendeveras. Frente a una nueva realidad, muchos actores reaccionan y modifican de nuevo la escena. Enumeremos, sin agotar la nómina, algunos ejemplos recientes: la desaparición de Jorge Julio López, la proliferación de testimonios de militantes o víctimas, el secuestro de Luis Gerez, la activación de causas viejísimas sobre la Triple A. Habrá más, esperables, inesperados, todo al tiempo.
Muchos analistas y políticos reducen tan rica contingencia a una operación del Gobierno y la tabulan en función de réditos (imaginarios o reales) que busca el kirchnerismo. Abruma la pobreza de esa mirada monocausalista, negadora de la compleja trama de una sociedad plural y sorprende su parentesco con un flanco débil del oficialismo. El kirchnerismo, Kirchner mismo a veces, incurre en soberbia cuando se autodefine como fundacional en la lucha por los derechos humanos. Sus contradictores, en espejo, le atribuyen omnipotencia, en aras de construir un esquema binario, agigantando al Goliat adversario para vestirse con la ropa de David.
Las hipérboles desde ambas trincheras pintan mal la aldea común. El giro impuesto desde 2003 fue grande pero tuvo más de radical acentuación de la tendencia, que de ruptura. La decisión de Kirchner germinó en un suelo labrado por los organismos de derechos humanos, por los jueces y camaristas que declararon inconstitucionales las leyes de la impunidad. La ley que fulminó la obediencia debida y el punto final fue una bandera tenazmente sostenida en minoría por fuerzas que ahora son opositoras, en base a un proyecto de Patricia Walsh que contó con el apoyo del ARI. Su remake no sólo fue votada por el Frente para la Victoria, también por esos precursores y los socialistas. La “política de derechos humanos de Kirchner” es un remate, notable, de una acumulación enorme. Vale agregar que el avance en la búsqueda de verdad y justicia cuenta con un entorno internacional favorable como jamás lo hubo antes.
El Gobierno y los jueces inciden pero no controlan ni definen todo lo que pueda sobrevenir. En una sociedad plural, en una poliarquía, nada está sellado de antemano. El historiador Luis Alberto Romero (libre de sospechas de favorecer o aliviar al kirchnerismo) escribió en La Nación algo digno de resaltar y fácil de compartir: “No sé quiénes impulsan la revisión judicial ni quiénes serán sus beneficiarios inmediatos. Los procesos históricos tienen causas que van más allá de la intención de sus agentes. Pero estoy convencido de que ya era hora de hacerlo y que mirar el pasado de frente es siempre saludable”. Y ya que...

... de historia hablamos

En una intervención desafortunada, evadiendo decir de frente si aprueba o rechaza que se investigue a la Triple A, Roberto Lavagna atribuyó el activismo judicial a una revancha de los que fueron echados de la Plaza. Más genéricamente, muchos proclaman que está en ciernes (o en juego) el juicio histórico definitivo sobre Juan Domingo Perón o el peronismo.
El debate sobre Perón se retrotrae a 60 años y subsiste, algo mitigado por el efecto sedante del paso del tiempo. El tres veces presidente murió hace más de 30 años y (aunque su cuerpo es demasiado requerido, mutilado o traslado casi siempre con fines ruines o baladíes) ese tiempo diluye muchas cosas, incluida la pasión. El supuesto balance sobre esa figura jamás será unánime, gracias al cielo. Una sociedad democrática es refractaria a la hipótesis de una sola narrativa histórica. Tampoco serán los aburridos e insuficientes expedientes judiciales la fuente principal de la construcción de los relatos ciudadanos. Perón fue un dirigente dominante durante más de treinta años en los que gobernó con mayor o menor poder, fue exiliado, proscripto y prohibido entre otras vicisitudes. Lo hizo en contextos nacionales e internacionales muy cambiantes, por lo que lo razonable sería tener un juicio complejo que dé cuentas de aciertos, errores, virtudes y demasías.
Empezando a derrapar a la subjetividad pura, este cronista considera que en ese juicio le sumará el formidable proceso de inclusión social y protagonismo plebeyo que encabezó desde el gobierno militar y en su primer mandato. Y que será un baldón todo lo que propició la violencia en su gobierno, la designación (y delegación) de López Rega e Isabel, que no accedieron a sus posiciones por ganar al Loto sino por integrar el “dispositivo” del General herbívoro a la hora de su vejez.

El silencio no es salud

A los ojos del autor de esta larga e insuficente columna es clavado que la Triple A fue un ejemplo del terrorismo de Estado, sin desconocer que la dictadura instaló un cambio cualitativo en la Argentina. Investigar y juzgar a sus autores materiales es, en el escenario actual, pura congruencia, al tiempo que un avance. Ese avance, como todo cambio de época, no puede estar exento de riesgos y desafíos. Se ha hablado en estos días de la caja de Pandora y la metáfora es válida si se entiende el contexto de la leyenda que la originó. La caja de Pandora tiene como presupuesto una sociedad conforme, un orden deseable y justo, una ideología remisa al progreso. La Argentina de la violencia sectaria y el terrorismo estatal no fue esa arcadia, la de la impunidad tampoco. Alterar los cimientos de una sociedad es un sacudón con algunas consecuencias impredecibles y con enemigos de temer. El statu quo “pre Pandora” viene siendo injusto, oprobioso, cómplice e intolerable.
Otro tópico socorrido es denunciar que se pierde demasiada energía mirando al pasado. Mariano Grondona lo embellece con la remisión a la parábola de la mujer de Lot. Mauricio Macri lo reversiona a su modo, monosilábico y con menos riqueza de fuentes. El cuestionamiento a la pulsión por el pasado como escollo para la construcción del futuro, paradójicamente, brota de labios conservadores y no resiste el menor análisis fáctico de cara a una época de crecimiento del PBI, del consumo, de la actividad económica.
Digámoslo: no hay contrato social que se pueda edificar sobre el terror y el encubrimiento ulterior. El desprestigio de la democracia, en este suelo, tributa bastante a la impunidad que campeó, cuya génesis es la falta de castigo a los responsables de delitos de lesa humanidad.
La puja por una sociedad digna de ser vivida es dura y zigzagueante. Implica hacerse cargo de una agenda densa. Mucho más rica, más fincada en la diversidad, menos ambiciosa y menos terminante que la de los ’70. En aquel entonces, los derechos humanos no eran un ítem y hoy soy un bastión, algo que muchos nostálgicos desconocen u olvidan y muchos reaccionarios niegan.
Los pueblos (como las personas en sus módicas biografías) poco ganan con el miedo y el no te metás. Contra lo que alega el vizcachismo, son dueños de lo que dicen, de lo que asumen, de lo que elaboran. Y esclavos de lo que callan, lo que ocultan o lo que niegan.

miércoles, 17 de enero de 2007

CHAVEZ SE REFIERE A BUSH

Palabras alusivas del Sr. Presidente de Venezuela al pajarito

martes, 16 de enero de 2007

LEY ARGENTINA SOBRE ESTUPEFACIENTES

La ley Nº 23.737 instrumenta una serie de normas en las que se categoriza como delitos penales la tenencia de drogas para consumo personal y la simple tenencia, hasta las figuras mas graves, aquellas relacionadas con el tráfico de estupefacientes como la tenencia para comercio, el almacenamiento, el suministro, el transporte, la organización, el financiamiento, el lavado de dinero, etc... y cuyo objetivo final es el consumidor de drogas.-
Todas las conductas vinculadas al tráfico de estupefacientes presentan una serie de dificultades adicionales con relación a los delitos convencionales. Esas dificultades son las que aparecen en los llamados delitos vinculados con el mercado, en los cuales el resultado de la actividad delictiva realizada tiene un gran mercado consumidor que generalmente no esta vinculado con la gestación y reproducción de esos delitos pero que es necesariamente su destinatario final.-
La existencia de esa gran demanda de los bienes producidos por la actividad delictual representa un gran desafío para todo el sistema penal en cuanto al tratamiento político criminal de estos delitos.-
Con relación al consumo de drogas no encontraremos divergencias de opinión acerca de que es un síntoma de diversas problemáticas de tipo individual, social, económico y cultural que afectan a los individuos, por lo que los motivos que llevan a una persona a introducirse en el área de las toxicomanías exceden la perspectiva de una simple infracción a la ley.-
La primera distinción que corresponde efectuar es que no está penalizado en el texto legal el consumo de drogas por cuanto se ha entendido que el propio consumo no puede ser punido en cuanto entra dentro de las acciones individuales reservadas al juicio del individuo, estableciendo la primera e importante distinción entre derecho y moral.-
La penalización esta referida a la tenencia de drogas para consumo personal en cuanto el bien jurídico tutelado por al ley Nº 23.737 es la salud pública y no la salud individual.-
La penalización de la tenencia de estupefacientes para consumo personal ha sido y es un tema altamente controvertido en nuestro país y el resto del mundo no habiéndose agotado aún su tratamiento.-
La evolución de la jurisprudencia de la Corte Suprema se hace a partir de los casos “Colavini”, “Bazterrica”, “Capalbo”y “Montalvo”. En la evolución de dichos fallos la Corte termina por entender que el consumo individual de estupefacientes no puede estar amparado por el derecho a la intimidad protegido por el art. 19 de la Constitución. El criterio de la Corte es que la norma legal fue creada como protección de la salud pública (bien jurídico protegido) que la droga lesiona, y no para violentar la norma constitucional. La tenencia de estupefacientes para consumo personal dividió a la doctrina durante la vigencia de la ley N 20.771 y de la actual ley N 23.737. Entre los que abogaban por la constitucionalidad de la represión penal de dicha tenencia encontramos a Rubén Mario SARLO, Néstor Pedro SAGÜES y entre los que sostuvieron la postura contraria están Germán BIDART CAMPOS, y Eugenio Raúl ZAFFARONI.-
Dentro de las objeciones realizadas a la penalización de la tenencia de drogas para consumo personal encontramos la posible violación del principio constitucional de la lesividad del art. 19 de la Constitución Nacional que establece que no hay conducta delictiva si no existe perjuicio a los bienes de un tercero o a la moral o el orden público y que recibiera consagración jurisprudencial en el antes mencionado fallo BAZTERRICA de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.-
La Corte en dicho fallo estableció: "El art. 19 de la C.N. impone limites a la actividad legislativa consistente en exigir que no se prohiba una conducta que se desarrolle dentro de la esfera privada, entendida ésta no como la de las acciones que se realizan en la intimidad, protegidas por el art. 18 de la C.N., sino como aquellas que no ofendan al orden o a la moralidad pública, esto es, que no perjudiquen a terceros".-
"En el caso de tenencia de drogas para uso personal, no se debe presumir que en todos los casos ella tenga consecuencias para la ética colectiva, distinguiendo entre la ética privada de las personas, cuya transgresión esta reservada por la Constitución al juicio de Dios, y la ética colectiva, en la que aparecen custodiados bienes o intereses de terceros".-
El fallo del caso Bazterrica fue dictado en el año 1.986 y bajo la vigencia de la anterior ley de drogas (Nº 20.771) que no preveía posibilidad alguna de exención de penalidad para el consumidor de estupefacientes.-
Con posterioridad la doctrina sentada en el caso Bazterrica fue modificada al dictarse el fallo MONTALVO, en el que la Corte Suprema de Justicia de la Nación volvió a reiterar su anterior jurisprudencia de que la penalización de la tenencia de drogas para consumo personal no es violatoria del texto del art. 19 de la C.N..-
Sostuvo la defensa del causante al apelar el fallo condenatorio que éste era violatorio de la garantía amparada por el art. 19 de la C.N. dado que dicha represión ataca la intimidad y privacidad de las personas. Sostuvo que el encartado tenía únicamente la droga para consumo personal sin que hubieran existido actos de ostentación o exhibición que pusieran en peligro bienes o derechos de terceros.-
Afirmo la Corte al dictar sentencia que las acciones privadas de los hombres están exentas de la autoridad de los magistrados cuando de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública ni perjudiquen a terceros y dentro de las acciones que tienen ese carácter se encuentra la tenencia de estupefacientes para consumo personal porque al tratarse de una figura de peligro abstracto está ínsita la trascendencia a terceros pues detrás del tenedor de drogas está el pasador o traficante hormiga y el verdadero traficante sin que la presunción de peligro que emana del texto de la ley sea irrazonable, atento a la relación entre bienes jurídicamente protegidos y la conducta incriminada. No se puede exigir en cada caso concreto la prueba de la trascendencia a terceros con afectación de la salud pública porque esto implica agregar un requisito inexistente que modifica el régimen de la ley.-
Perjudica a terceros la tenencia de drogas para consumo personal?
Está afectada la salud pública, bien jurídico tutelado, ante una tenencia de drogas para consumo personal?
Nuestros legisladores han entendido que sí, por lo que han categorizado al delito de tenencia de estupefacientes para consumo personal como un delito de peligro abstracto en el sentido de que entienden que la simple tenencia por parte de un sujeto de estupefacientes para consumo personal presupone un riesgo potencial para la salud pública, peligro abstracto y presumido por la ley, por lo que no admite la posibilidad de producción de prueba en contrario.-
En este caso lo que correspondería sería que el daño o peligro que un determinado delito ocasiona pueda ser verificable o evaluable empíricamente de acuerdo a las características del caso concreto y con relación al comportamiento prohibido y no considerando en abstracto solo el contenido de la prohibición. Deberían estos delitos ser reestructurados como delitos de lesión o de peligro concreto, pero eso tiene que ver mas con cuestiones de política criminal y legislativa que exceden el marco de estas líneas.-
La tenencia de drogas para consumo personal del art. 14 segundo párrafo de la ley Nº 23.737 tiene prevista una penalidad de un mes a dos años de prisión estableciéndose que la conducta será calificada como tal, siempre que cuando por la escasa cantidad de estupefacientes y demás circunstancias surgiere inequívocamente que es para uso personal.-

viernes, 12 de enero de 2007

SOFTWARE LIBRE COMO CONCEPTO IDEOLÓGICO

“Enseñen a los niños a ser preguntones para que, pidiendo el por qué de lo que se les manda, se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos”.- Simón Rodríguez


El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aprobó en julio del 2005 un plan de migración a Software Libre en toda la administración pública venezolana cuyas consecuencias pueden verse hoy. Con esta avanzada puso a Venezuela como pionera en el desarrollo de Software Libre mundial. En la actualidad, gran parte de los países europeos, siguen sus pasos y en estados sudamericanos como Brasil los propios políticos están reconvirtiendo en los hechos sus sistemas y migrando abiertamente hacia el Software Libre.
Chávez había padecido en carne propia la dependencia tecnológica durante los intentos por derrocar su gobierno mediante el paro petrolero. Allí se usó el software propietario (inauditable e inexpugnable) que tenía el Estado para sabotear las operaciones de PDVSA (Petróleo de Venezuela) en el marco de una guerra electrónica que lo encontró en desventaja.
De esta manera Chávez impulsó también el desarrollo de tecnología local. En ese mismo marco declaró el acceso y uso de Internet como política prioritaria para el desarrollo cultural, Económico, social y político del país.
Ahora, ¿por qué debemos promover el Software Libre?
Porque es un concepto que va mucho más allá de lo técnico para llegar a lo social y lo humano. En este mundo donde las empresas de computación acostumbran a quedarse con los conocimientos, el software libre garantiza lo opuesto: que el conocimiento sea de todos, para que cada uno de nosotros pueda aprender de él, mejorar lo aprendido, divulgar dicho conocimiento y divulgar las mejoras, para que otros también puedan aprender, mejorar y, nuevamente, divulgar.
Si consideramos a la educación como derecho, el conocimiento y la información deben ser libres. Si se considera al conocimiento como un bien económico apropiable, la educación es la primera víctima. En una sociedad donde el conocimiento es propiedad privada, las desigualdades educativas se incrementan.
Son cuatro entonces las libertades que definen al Software Libre; la de ejecutar, conocer, comunicar y crear.Todo esto forma parte de lo que en el mundo moderno se denomina: Sociedad de la Información, que surge y crece al compás vibrante de la humanidad. Nosotros los jóvenes, debemos evitar que ideas totalitarias se impongan. Construir conocimiento y Software Libre son nuestros mayores desafíos. Debemos establecer el derecho al acceso, a la información, al conocimiento, a la comunicación y a la educación para todos los seres humanos. O lo que es lo mismo. Debemos construir una sociedad libre, justa y solidaria. De nosotros depende.

INTERNET, POLITICA Y CIUDADANIA

Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, o no es honrado”. (José Martí, Poeta cubano, 1853-1895).


¿Cómo hacer que gobierno electrónico y democracia electrónica confluyan en forma integral?
El desembarco de Internet en la política ya se ha producido. Los diferentes gobiernos están impulsando cambios no sólo en términos de gestión interna, sino también en la forma de relacionarse con la ciudadanía. Se están modernizando las estructuras políticas poniendo, vía digital, la información del Estado a disposición de la gente, abriendo canales de participación (Gobierno Electrónico).
Asimismo, los ciudadanos están utilizando en forma creciente las nuevas tecnologías como método de movilización de voluntades, instalando temas en la agenda de los diferentes gobiernos, aumentando de esta manera su capacidad operativa (Democracia Electrónica).
No debemos olvidar que a nivel mundial y en América latina el porcentaje de usuarios de Internet, a pesar de su constante crecimiento, continúa siendo reducido. Ante esto, vemos como las ventajas del Gobierno Electrónico y de la Democracia Electrónica toman un marco muy limitado de impacto, del que realmente podrían tener. ¿Como rompemos este cerco socioeconómico de exclusión digital y darle sentido social y político a la revolución tecnológica que se está produciendo? Una alternativa de respuesta se percibe en los llamados “telecentros comunitarios” que se están creando y reproduciendo a lo largo y ancho de Latinoamérica. Se trata de espacios comunitarios donde las personas que no tengan conectividad propia, pueden acceder de manera gratuita a las tecnologías de información, recibiendo además un entrenamiento básico para su uso. Nuestra Sociedad Civil (que viene participando activamente en nuestra recuperación) debe también dar muestras de solidaridad en este campo: las empresas, las ONGs, las universidades, deben ser la puerta de entrada para las grandes mayorías que no pueden hacerlo por la vía del mercado. Allí, los ciudadanos podrán acceder en forma gratuita a los diferentes servicios del Gobierno Electrónico y podrán expresar sus ideas y reclamos en distintas materias. Y lo más importante: podrán conectarse con otros ciudadanos de lugares distantes con los diversos beneficios que ello acarrea. El Estado viene promocionado y tratando como política de estado este tema. Ahora bien, la igualdad en el acceso es una condición necesaria, pero no suficiente. El otro puente que falta es el que se refiere a que los ciudadanos, además de ser consumidores de información y de servicios, sean productores de información. Con esto, además de democratizar el acceso, se democratizará la producción de contenidos. Las herramientas para generar contenidos es cada vez más sencilla y accesible. Hoy ya se ve una gama floreciente de blogs o bitácoras digitales donde cualquier persona o grupo puede presentar sus ideas al mundo.
No debemos olvidar que a nivel mundial y en América latina el porcentaje de usuarios de Internet, a pesar de su constante crecimiento, continúa siendo reducido. Ante esto, vemos como las ventajas del Gobierno Electrónico y de la Democracia Electrónica toman un marco muy limitado de impacto, del que realmente podrían tener.
¿Como rompemos este cerco socioeconómico de exclusión digital y darle sentido social y político a la revolución tecnológica que se está produciendo?
Una alternativa de respuesta se percibe en los llamados “telecentros comunitarios” que se están creando y reproduciendo a lo largo y ancho de Latinoamérica. Se trata de espacios comunitarios donde las personas que no tengan conectividad propia, pueden acceder de manera gratuita a las tecnologías de información, recibiendo además un entrenamiento básico para su uso. Nuestra Sociedad Civil (que viene participando activamente en nuestra recuperación) debe también dar muestras de solidaridad en este campo: las empresas, las ONGs, las universidades, deben ser la puerta de entrada para las grandes mayorías que no pueden hacerlo por la vía del mercado. Allí, los ciudadanos podrán acceder en forma gratuita a los diferentes servicios del Gobierno Electrónico y podrán expresar sus ideas y reclamos en distintas materias. Y lo más importante: podrán conectarse con otros ciudadanos de lugares distantes con los diversos beneficios que ello acarrea. El Estado viene promocionado y tratando como política de estado este tema.
Ahora bien, la igualdad en el acceso es una condición necesaria, pero no suficiente. El otro puente que falta es el que se refiere a que los ciudadanos, además de ser consumidores de información y de servicios, sean productores de información. Con esto, además de democratizar el acceso, se democratizará la producción de contenidos. Las herramientas para generar contenidos es cada vez más sencilla y accesible. Hoy ya se ve una gama floreciente de blogs o bitácoras digitales donde cualquier persona o grupo puede presentar sus ideas al mundo.
Estos puentes que unirán gobierno electrónico y democracia electrónica están en construcción y de ello depende que Internet pueda tener impactos sustantivos en el fortalecimiento de la democracia. Éste es otro desafío.